lunes, 22 de marzo de 2010

El viaje a Troya

Cuando los griegos partieron a la guerra de Troya, se equivocaron de rumbo y fueron a parar a Misia, regida por Télefo. En la batalla, Aquiles hirió a Télefo. Puesto que su herida no cicatrizaba, Télefo preguntó al oráculo y éste vaticinó «el mismo deberá curarte».

Télefo fingió ser un mendigo y pidió a Aquiles que le ayudase a cicatrizar su herida. Aquiles rehusó alegando no tener conocimientos médicos. Odiseo dijo que la lanza había causado la herida y la lanza podría cicatrizarla. Se pusieron pedacitos de la lanza sobre la herida y ésta cicatrizó. Télefo les indicó el camino a Troya agradecido por su curación.

Cuando la expedición se dispuso de nuevo a zarpar desde Áulide, los vientos cesaron. Calcas auguró que la diosa Artemisa estaba castigando a Agamenón por matar un ciervo sagrado (o matar un ciervo en un bosque sagrado) y alardear que era mejor cazador que ella. La única forma de apaciguar a Artemisa era sacrificar a la hija de Agamenón, Ifigenia. Ifigenia fue trasladada desde Micenas hasta Áulide con el falso pretexto de que iba a convertirse en esposa de Aquiles. Cuando llegó, Agamenón se dispuso a sacrificarla pero en el último momento Artemisa sustituyó a la joven por un ciervo y la llevó a Táurica (o Táurida), donde fue sacerdotisa de su culto. Allí era la encargada de sacrificar a todo extranjero que allí llegaba, en honor a Artemisa. Hesíodo dice que se convirtió en la diosa Hécate. En las tragedias de Eurípides y Sófocles, el sacrificio de Ifigenia es la principal razón de Clitemnestra para asesinar a su marido al regreso de la hueste de Troya. El asesinato de Agamenón sería, a su vez, vengado por su hija, Electra.

Filoctetes era un amigo de Heracles (Hércules en la mitología romana) y, ya que encendió la pira funeraria de Heracles cuando nadie más quiso hacerlo, recibió su arco y sus flechas.

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